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Esta semana nos toca hablar de la letra de «Mírame», un tema que plantea una reflexión tremendamente importante y que afecta de lleno a la sociedad en la que vivimos. ¿Qué pensaríais si os dijésemos que una sola persona tiene el poder de acabar con la libertad de un colectivo o un individuo? ¿Y que además esa persona se deja llevar por sus creencias particulares y privadas, que nada tienen que ver con los hechos por los que lleva a cabo sus acciones?

Probablemente, pensaríais en un totalitarismo en toda regla, ¿verdad? ¿Y esto sucede en Democracia? Pues sí, amigos. Estamos hablando de uno de los estamentos de poder más antiguos y persistentes, que huele demasiado a rancio y que continúa ejerciendo su influencia subjetiva e inagotable, desde tiempos arcaicos

Porque no nos engañemos, la justicia es definida por personas y las personas son subjetivas, por mucho que se intente demostrar lo contrario. ¿Hasta dónde la subjetividad de algunos puede imponerse a la libertad de expresión de un pueblo, en su totalidad? Siempre se ha dicho que aquello que más teme el totalitarismo es la libertad de pensamiento y el arte, en cualquiera de sus formas, es uno de sus mayores miedos. 

¿Cuánt@s músicos, pintores, escritores, filósofos o libre pensadores se han visto entre rejas por expresar en su trabajo un sentir popular? Una reclamación de la sociedad trabajadora, que no ha podido levantar la mirada de sus obligaciones laborales, para poder sobrevivir. Lamentablemente, siempre habrá una porra que reivindique la estabilidad del poder establecido. Pero, ¿sabéis una cosa? «la dignidad no tiene precio», tal y como dice la letra de este tema. 

Solo esperamos que las nuevas generaciones que hereden los estamentos, no olviden las palabras de aquel soñador inmortal: «La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida».   

 

MÍRAME

Mírame, la dignidad no tiene precio.

Me podrás encarcelar y quitarme todo.

¡Sabes qué! dispones de todos tus perros,

amordazar la libertad desde tu congreso.

No, no me podrás hacer callar,

con la toga criminal de su señoría.

No, no nos podréis nunca parar,

con la ley del capital y la policía.

¡Cuídate! Si temes a un titiritero,

una canción, un poema, un libro, o los versos de un rapero.

Piensas que solo somos dos o tres gamberros,

¡pero cada vez son más los que ya están hasta los huevos!

Y ahora ya no hay reyes, ni sirvientes, que nos vayan a callar,

nuestra gente ya no va a aguantar a más idiotas,

que nos digan que puedes o no pensar,

hoy voy a gritar que ¡estoy hasta la polla de tanto aguantar!

No, no nos podrás hacer callar,

No, no nos podrás nunca parar.

Y ahora ya no hay reyes, ni sirvientes, que nos vayan a callar,

nuestra gente ya no va a aguantar a más idiotas,

que te digan que puedes o no pensar,

hoy voy a gritar que ¡estoy hasta los huevos de tanto aguantar!

Como ya es habitual, os dejamos algunas imágenes relacionadas con la letra del tema.